Qué necesaria esa pregunta que traes: ¿para qué escribimos?
Y qué bien cuando la respuesta no se disuelve en abstractos, sino que se asienta en el cuerpo, en lo concreto, en lo que pasa cuando una palabra encuentra a otra… y luego encuentra a alguien.
Escribo porque quiero que me lean.
No por vanidad, sino porque algo se ordena —y se amplifica— cuando otra persona se detiene en tus palabras y las hace suyas por un momento. Porque hay una forma de presencia que solo ocurre cuando dos miradas se cruzan en un texto. Y yo escribo buscando eso.
No me interesa escribir para mí, en soledad, como quien se susurra algo al oído sin que nadie más lo escuche. Quiero decir cosas que sirvan. Que acompañen. Que importen. Y para eso necesito a quien lee. Es en ese gesto de lectura donde termina mi frase y empieza el vínculo.
Lo que me mueve no es solo compartir lo que sé o lo que siento, sino hacer espacio.
Un espacio donde alguien pueda sentarse, reconocerse, respirar distinto.
Y si eso ocurre, entonces sí: vale la pena escribir. Una y otra vez.
Gracias por recordarnos que comunicar no es adornar, sino tender puentes.
Y que escribir no es solo expresarse, sino ofrecer algo que otros puedan habitar.
Qué necesaria esa pregunta que traes: ¿para qué escribimos?
Y qué bien cuando la respuesta no se disuelve en abstractos, sino que se asienta en el cuerpo, en lo concreto, en lo que pasa cuando una palabra encuentra a otra… y luego encuentra a alguien.
Escribo porque quiero que me lean.
No por vanidad, sino porque algo se ordena —y se amplifica— cuando otra persona se detiene en tus palabras y las hace suyas por un momento. Porque hay una forma de presencia que solo ocurre cuando dos miradas se cruzan en un texto. Y yo escribo buscando eso.
No me interesa escribir para mí, en soledad, como quien se susurra algo al oído sin que nadie más lo escuche. Quiero decir cosas que sirvan. Que acompañen. Que importen. Y para eso necesito a quien lee. Es en ese gesto de lectura donde termina mi frase y empieza el vínculo.
Lo que me mueve no es solo compartir lo que sé o lo que siento, sino hacer espacio.
Un espacio donde alguien pueda sentarse, reconocerse, respirar distinto.
Y si eso ocurre, entonces sí: vale la pena escribir. Una y otra vez.
Gracias por recordarnos que comunicar no es adornar, sino tender puentes.
Y que escribir no es solo expresarse, sino ofrecer algo que otros puedan habitar.
Seguimos.
Gracias Pedro, qué maravilla es leerte y un privilegio también recibir tu escrito en mi post 💓
Así es, "decir cosas que sirvan y acompañen e importen" es una de las mayores satisfacciones, vale mucho la pena esa sensación, seguimos! Un abrazo 🤗